El concepto de Cuestión Social y su evolución tiene íntima relación con la profesión del Trabajo Social. Tanto las rupturas como los avances de la profesión se pueden relacionar a la centralidad que ha tenido el Estado, a través de las políticas sociales, en la atención de la cuestión social. Siguiendo a Pablo Netto (2002), la cuestión social y el Trabajo Social se emparentan recién cuando el estado comienza a intervenir a través de sus instituciones, es decir cuando la cuestión social es objeto de un trato específico por parte del estado. Es en el cruce entre políticas sociales, derechos sociales y reconocimiento de la cuestión social que emerge el Trabajo Social, desde una idea claramente conservadora y moralizadora. Esto se evidencia en la historia del TS y en el lugar subsidiario que ocupa la profesión en la orientación de las políticas sociales.
Tomando el componente transformador de la cuestión social, nos inclinamos por el enfoque de Robert Castell (1995) que la define como “una aporía (incertidumbre) fundamental en la cual la sociedad experimenta el enigma de su cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura...” En este sentido, hablar de cuestión social es hablar de conflicto social.

La afirmación precedente se fundamenta en qué la participación del Estado en la cuestión social surge de la necesidad de atenuar o neutralizar el conflicto que deriva de los estados de necesidad. A su vez, el Trabajo Social define su objeto en torno a las interacciones sociales que la sociedad en su conjunto genera para atender las necesidades sociales. En esta línea argumental es posible establecer que la profesión configura su perfil según la brecha que se establece entre la cuestión social y el desarrollo del EB, entendiendo por tal al conjunto de respuestas estructuradas que el estado brinda para atender las necesidades sociales para el conjunto de la sociedad.
Desde la perspectiva del conflicto, el campo de las políticas sociales supone una tensión permanente entre necesidades y satisfactores, tensión que se debería retroalimentar en dirección ascendente en busca de nuevos umbrales de bienestar. Estas interacciones sociales implican a su vez relaciones de fuerza que se resuelven según la dinámica que cada sociedad es capaz de concebir. En ausencia de conflicto, las relaciones de ajuste entre la demanda y los satisfactores terminarían en subordinación y no en acuerdos. (Mack y Zinder, 1974).
La relación de subordinación que tiene el Trabajo Social con el Estado tiene influencia en la evolución de su perspectiva futura. Actualmente el Estado está tratando de emerger de un proceso donde por omisión o por complicidad actuó como productor de pobreza y exclusión facilitando las reformas que desestructuraron el sistema de bienestar y los medios para la regulación de la producción y trabajo.
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